Una de las fuentes de conflicto más frecuentes en las casas con niños son las peleas entre hermanos. Hemos de tener en cuenta, ante todo, que se trata de algo normal, y que incluso puede decirse que forma parte de la vida cotidiana, siendo muy raro el hogar en que no tienen lugar dichos conflictos. La importancia de las peleas varían también, por supuesto, según la edad que tengan nuestros hijos, creciendo en importancia a medida que crecen ellos, aunque aquí hablaremos de las peleas entre niños pequeños.
Es muy importante que tengamos en cuenta que el que los hermanos se peleen no quiere decir, en absoluto, que no se quieran. En este aspecto no tenemos motivo para preocuparnos, puesto que a medida que vayan creciendo iremos viendo como los lazos entre ellos son cada vez más estrechos, incluso con peleas de por medio.
Normalmente las causas que originan las peleas son cosas insignificantes y sin ninguna importancia. La cosa más absurda que se nos ocurra, como por ejemplo quién de ellos coge el teléfono o quién usará aquella taza de color azul, puede originar en tan sólo unos instantes toda una hecatombe. El origen solemos encontrarlo en los celos, la rivalidad entre los hermanos o el no querer compartir las cosas.
Los padres no debemos dar mayor importancia a este tipo de peleas, y, si podemos, debemos evitar implicarnos, dejando que ellos mismos solucionen el conflicto, siendo esto lo ideal. En caso de intervenir, debemos hacerlo preguntando el origen y dejando que ambos se expliquen, e intentando hacerles ver lo importante que es siempre, y especialmente dentro de casa, la convivencia y el compartir.
Sin embargo, sí debemos intervenir siempre y enseguida si la pelea es física. En este caso, hemos de dejar a los niños muy claro y de manera muy rotunda que, bajo ningún concepto, ni sea cuál sea el motivo, aceptaremos ninguna violencia. Asimismo, también deberemos intervenir enseguida cuando los niños se insultan o demuestran un trato despectivo hacia el hermano, intentando que comprendan entonces lo importante que es respetar a la gente e invitando al niño a ponerse en el lugar del otro para que se dé cuenta de lo poco agradable que le resultaría ser él la víctima de este trato.
Por último, es importante advertir que, cuando los padres intervienen en la pelea, deben hacerlo con sumo cuidado intentando por encima de todo ser muy objetivo y que a ninguno de los niños le pueda dar la impresión de que no se es imparcial y que en realidad se está decantando o dando la razón a uno de ellos.